ES POSIBLE RECUPERAR LA VITALIDAD PERDIDA
El ritmo de vida que llevamos durante nuestra vida adulta nos puede llegar a desgastar física y psicológicamente. El trabajo, la familia, las responsabilidades… nuestro rol como cuidadores nos consume la energía casi sin darnos cuenta y afecta directamente a la salud, nuestro cuerpo se va cansando cada vez más, nuestra mente se va agotando y cada vez se hace un poco más difícil llevarlo todo adelante.
Y cuando llega el momento de jubilarse, muchas personas se ven en la situación de hacerse cargo de los nietos. Nuestra vitalidad, esa energía que nos permite hacer todas estas cosas, se va perdiendo con el paso de los años. Y puede darse el caso de que, de repente, seamos nosotros los que dependamos de otras personas, viéndose nuestra autoestima seriamente afectada. Pero, ¿es posible recuperar la vitalidad o, al menos, intentar mantenerla en unos niveles que nos permita disfrutar de la vida sea cual sea nuestra edad o situación personal/social y depender lo menos posible de los demás?.
“buenos hábitos de ejercicio físico y alimentación saludable previenen la caída de nuestra energía cuando llegamos a la tercera edad”
La respuesta es sí. Y la solución es algo mucho más sencilla de lo que se suele pensar. Hay varias formas de mantener nuestra energía en unos niveles óptimos: hacer ejercicio, comer bien, controlar los factores estresantes, etc. En definitiva llevar unos hábitos de vida saludables, algo que estamos cansados de ver y escuchar en todos los medios, pero que no somos conscientes del poder que tienen a largo plazo. Nos vamos a centrar en el ejercicio físico como método para mantener nuestro cuerpo en unas condiciones, que nos permitan lidiar de la mejor forma posible con las tareas y situaciones de la vida diaria.
Lo primero es concienciarse de que si nos acostumbramos a hacer ejercicio desde que somos jóvenes, de forma continua y sin abusar, nuestro cuerpo estará mejor preparado para sobrellevar el día a día.
Algunos beneficios que nos aporta la práctica de 30-60 minutos de ejercicio al día, de 3 a 5 días por semana son: ayuda a combatir los altos niveles de estrés y ansiedad, mejora la producción de endorfinas (neurotransmisores que nos producen sensación de placer y bienestar), ayuda a combatir la hipertensión arterial, mejora la autoestima y la imagen personal, ayuda a controlar los niveles de lípidos y azúcar en sangre, disminuye el riesgo de desarrollar depresión y previene la sarcopenia (pérdida de masa y potencia muscular durante el envejecimiento).
Realizar un diagnóstico de sarcopenia es, a día de hoy, muy difícil ya que existen pocos estudios epidemiológicos que valoren la prevalencia de ésta. Según algunos estudios, la proporción de personas que sufren sarcopenia aumenta del 13% al 24% entre los 65 y 70 años y supera el 50% en mayores de 80 años. El ejercicio físico es la mejor forma de prevenir esta disminución de masa muscular y todas las consecuencias que conlleva, mejorando notablemente nuestra energía, nuestra vitalidad.
Por ello, tenemos que concienciarnos de que unos buenos hábitos de ejercicio físico y alimentación saludable previenen la caída de nuestra energía cuando llegamos a la tercera edad (a la vez que mantienen unos niveles de energía óptimos durante toda la vida laboral activa). Lo importante no es tanto cómo recuperar la vitalidad perdida, sino como no perderla durante toda la vida.
Hakim Serna Martín
Fisioterapeuta Centro Casaverde Guardamar