TENGO DERECHO A UNA REHABILITACIÓN DIGNA
El daño cerebral adquirido presenta una tasa de morbilidad hospitalaria de 269 por cada 100.000 habitantes, lo que quiere decir que más de 100.000 personas sobreviven al año a un ictus, accidente cerebrovascular o traumatismo craneoencefálico. Del total de altas, el 68% presentan secuelas e incapacidades para llevar a cabo actividades de la vida diaria, es decir, cerca de setenta mil personas cada año necesitan recibir rehabilitación que disminuya o elimine sus secuelas.
Es destacable que nuestro Sistema Nacional de Salud reacciona de forma altamente satisfactoria frente al daño cerebral en situaciones agudas, si bien, no sucede lo mismo en las fases posteriores de convalecencia y rehabilitación. La estrategia nacional de atención al daño cerebral, el renombrado código ictus, se ocupa de la rápida atención, identificación y traslado en los primeros momentos del episodio, consciente de que el tiempo, salva una vida.
“más de 100.000 personas sobreviven al año a un ictus, accidente cerebrovascular o traumatismo craneoencefálico. Del total de altas, el 68% presentan secuelas e incapacidades”.
Sin embargo, no hay ni existe una estrategia para actuar de forma precoz y especializada en la fase de convalecencia y rehabilitación, aunque igualmente, esta fase requiere imprescindiblemente, una actuación temprana para poder evitar discapacidades severas y conseguir recuperar la mayor funcionalidad o la total autonomía personal. Esto no se podrá conseguir, si en primer lugar, no somos conscientes de los beneficios que se obtendrían tanto desde el plano funcional como desde el punto de vista económico. Conscientes de la importancia que tiene la rehabilitación en el daño cerebral, desde la Fundación Casaverde, se llevan a cabo proyectos de investigación para determinar los efectos de la aplicación de una rehabilitación precoz, intensiva y especializada. Los resultados de estos proyectos arrojan cifras que nos animan y dan esperanzas para las personas que presentaban dependencias al inicio del período rehabilitador, ya que se redujeron en un 50% las dependencias totales y se incrementaron en un 40% las independencias totales.
Cuando los profesionales que nos dedicamos a la rehabilitación, recibimos a un familiar que ha pasado por la desagradable experiencia de encontrarse por vez primera con el daño cerebral en su vida y en su entorno familiar sin apenas haber recibido información de lo que acontece y sin ser conscientes de la importancia de tener información de lo que ocurrirá y necesitará en el proceso que comienza y cómo se debe abordar, nos asombramos de lo deshumanizados que en ocasiones podemos llegar a ser, pudiendo condenar a una persona a ser dependiente de otras, de por vida. Que injusta es la vida y qué complicada podemos hacerla.
Sabemos que se hace imprescindible, plantearse la actuación tras la atención en la fase aguda, teniendo la oportunidad de recibir una rehabilitación especializada, lo más temprana posible, que nos permita recuperar la mayor o total autonomía personal para poder tener una adecuada calidad de vida.
Manuel Menchón Bofill
Director Hospital de Rehabilitación Neurológica y Física Casaverde Mutxamel.