COCINAR PARA REHABILITARSE
Tras sufrir un daño cerebral una persona deja de ser independiente en muchos aspectos o actividades de su vida diaria. Despertarse y no poder realizar las cosas que uno hacia normalmente puede llegar a ser muy traumático.
No olvidemos que las actividades del día a día están vinculadas a nuestros roles, es decir, esos papeles que desempeñamos a nivel personal, por ejemplo: ser madre/padre, trabajador de una empresa, miembro de un equipo deportivo, amigo, ama de casa, etc. Muchos de estos roles se ven alterados tras un daño cerebral. Así, el padre que levantaba a sus hijos y los llevaba al cole deja de poder hacerlo. La madre que preparaba la comida deja de poder hacerla, etc. Es por eso que resulta fundamental la recuperación de los roles previos en el tratamiento rehabilitador.
La cocina es una actividad vinculada a nuestro día a día y que forma parte de los roles de muchas personas. Además, desde el punto de vista rehabilitador nos ofrece una herramienta para trabajar multitud de funciones motoras y cognitivas, incluso sociales.
Por ejemplo, se entrena la memoria porque hay que recordar la receta, el cálculo porque hay que manejar cantidades de cada ingrediente, aprender a planificar y secuenciar para poder llevar acabo lo que se va a cocinar o incluso conocer y manejar productos de apoyo para la cocina como tablas para cortar y pelar con una sola mano. Se puede trabajar sentado, de pie, agachándose para coger determinados objetos, etc. Además, si se trabaja en dinámicas de grupo, se favorecen las habilidades sociales y la interacción. Es el terapeuta ocupacional el que se encarga de adaptar la actividad para alcanzar los objetivos planificados.
Siendo conscientes de la importancia de la recuperación de roles tras el daño cerebral, en la unidad de terapia ocupacional de la clínica Casaverde Alicante se ha contado en todo momento con una cocina totalmente adaptada y equipada para desarrollar los objetivos del plan de tratamiento individualizado de cada usuario, dentro de los cuales puede encontrase la cocina.
Lo que se pretende con estas actividades es que quienes han sufrido un ictus puedan volver a realizar lo que les gustaba y lo que formaba parte de su rutina diaria. Los principales objetivos terapéuticos son:
- Favorecer la autonomía del usuario.
- Encontrar nuevas actividades motivacionales.
- Aprender a utilizar productos de apoyo específicos de cocina.
- Evitar el deterioro cognitivo.
- Potenciar las habilidades motoras.
- Recuperar roles previos
Desde el punto de vista rehabilitador, la cocina nos ofrece una herramienta para trabajar multitud de funciones motoras, cognitivas y sociales.
Por último, se debe tener en cuenta que no hay que olvidar que el mejor escenario para integrar todos los conocimientos cuando alguien está aprendiendo o reaprendiendo algo, es realizarlo en un entorno real o lo más parecido al contexto donde el usuario se desenvuelve, por lo que es fundamental que el usuario ponga en práctica en su propio domicilio lo que va practicando en la clínica y que el cuidador y la familia refuercen todo lo que el paciente va consiguiendo en su lucha diaria.
IRENE ONCINA LORO
TERAPEUTA OCUPACIONAL.