EL TDAH: UN DIAGNOSTICO COMPLEJO
Gemma Sirvent Parra, Neuropsicóloga de la Clínica de Neurorehabilitación Casaverde de Alicante, reflexiona sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), su diagnóstico, y sí se puede hablar de lo mismo en cada caso.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico. Se origina en la infancia e implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad. Debido a su complejidad no puede justificarse con una sola causa, es un trastorno heterogéneo que conlleva diferentes subtipos que son resultado de diferentes factores y la interacción entre ellos. Los factores involucrados en el origen del TDAH son genéticos y ambientales (eventos estresantes o consumo de tabaco o alcohol durante el embarazo, complicaciones en el parto, niveles altos de conflictos familiares), además hay que tener en cuenta la morfología y funcionamiento cerebral del niño/a.
Existen diferentes subtipos de TDAH: de predominio inatento (relacionado con el aprendizaje), de predominio impulsivo o hiperactivo (relacionados con el comportamiento), de tiempo cognitivo lento (relacionado con bradipsiquia, problemas de introversión y baja autoestima). Dependiendo del subtipo de TDAH el tratamiento es distinto y las pautas son unas u otras.
Su diagnóstico es puramente clínico basado en pruebas neuropsicológicas donde se puede incluso definir el subtipo de TDAH que presenta el niño/a para poder realizar un diagnóstico diferencial y aplicar el tratamiento preciso para ese subtipo. En ese diagnóstico es fundamental la información proporcionada por la familia y el centro educativo, además de los informes de pediatría y neuropediatría. A la hora de diagnosticar el TDAH debemos de tener especial cuidado ya que sus síntomas pueden confundirse con otras alteraciones, existe mucha comorbilidad con los trastornos del aprendizaje (dislexia, agrafia, disortografía,…) hasta un 20/30% de los casos. Este trastorno también cursa en un 15% de los casos con problemas emocionales tales como ansiedad, baja autoestima o depresión. Además es fácil de confundir con un trastorno oposicionista desafiante o negativista que representan un 50% de los casos. Es prioritario tratar a los niños/as con esta alteración ya que pueden desembocar en el tiempo en problemas más severos. El 51,8% evolucionan a un trastorno grave de la personalidad, el 46% de jóvenes acaban teniendo problemas legales por la búsqueda de sensaciones, abuso de sustancias, accidentes de tráfico, déficit en el control de impulsos, etc.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)
Es fundamental la interrelación de tres factores para poder realizar un tratamiento multimodal y específico para el TDAH y la persona que lo padece. En él se debe tener en cuenta al niño atendiendo a sus necesidades educativas en el aula (sentarlo en primera fila, ponerle al lado de otro alumno que le sirva de ejemplo, que el profesor de un feedback continuo y se cerciore que está prestando atención, etc.), se debe realizar un entrenamiento específico desde neuropsicología mediante psicoeducación, entrenamiento en habilidades sociales y rehabilitación de las funciones cognitivas (aumento de la atención, memoria de trabajo e inhibición de respuesta, enseñarles estrategias de organización y planificación del tiempo en el estudio, tareas y responsabilidades, modificar las conductas inadaptadas y enseñarle pautas para funcionar y atender de forma adaptada), además de, en los casos que sea necesario, pautar medicación por parte de neuropediatría.
En cuanto al centro educativo también hay que informar a los profesores de lo que conlleva este trastorno, entrenarlos en técnicas de manejo conductual (control ambiental, instrucciones específicas,…), realizar las adaptaciones curriculares pertinentes y ayudar en la decisión sobre refuerzo académico.
Por último y muy importante, hay que realizar psicoeducación con las familias para que sepan qué es tener TDAH y por qué su hijo/a tiene ciertos comportamientos, entrenarles en técnicas de manejo conductual, realizar actividades formativas y terapia emocional en los casos que se requiera. Las escuelas de padres como grupos de ayuda mutua han demostrado ser muy beneficiosas.
Es fundamental la coordinación entre el centro educativo, la familia y el equipo de rehabilitación de la clínica especializada donde realice sus terapias, para poder hacer un diagnóstico diferencial y un tratamiento eficaz.