Cómo tratar los problemas sensitivos derivados de la edad
Con los años, algunos de nuestros sentidos pierden eficiencia. Hoy os hablamos sobre los problemas sensitivos en la tercera edad
El cuerpo humano percibe lo que está a su alrededor gracias a un mecanismo fisiológico de percepción compuesto por lo que se conoce como los cinco sentidos. La vista, el gusto, el tacto, el oído y el olfato, son los órganos encargados de captar impresiones, ya sea del entorno o de estados internos del organismo, y de transformarlas en información que posteriormente envían al cerebro convirtiéndolas en sensaciones.
Los sentidos con la edad
Con el paso de los años, este mecanismo fisiológico pierde agudeza, comenzando a presentar síntomas de deterioro y pudiendo derivar en una mayor dificultad a la hora de considerar determinados detalles.
Estos cambios sensoriales pueden afectar a la calidad de vida del paciente y pueden desembocar en problemas de comunicación del sujeto con su entorno, provocando en algunas ocasiones el aislamiento.
El tratamiento ante el deterioro sensitivo
El tratamiento de estos problemas derivados de la edad, se hace imprescindible para poder mejorar el estilo de vida del paciente y poder garantizarle así, una aproximación lo más fuerte posible a las actividades de la vida diaria que ha llevado desde siempre.
Problemas en la visión
Uno de los principales síntomas del envejecimiento en los ojos es la disminución de la agudeza visual, es decir, la nitidez en la visión. Las estructuras de este órgano cambian y se pierde sensibilidad, presentando dificultad para enfocar objetos cercanos.
Por otro lado, también es frecuente que la diferenciación de colores azules y verdes y amarillos y rojos se torne más complicada, además de que la sequedad en los ojos puede aumentar considerablemente provocando inflamación y posibles infecciones.
Para solucionar la falta de agudeza visual se hace apropiado el uso de gafas para leer, lentes bifocales o lentes de contacto. Es recomendable que el paciente asista a profesional médico para la revisión de la vista y el ajuste óptimo de las lentes a sus necesidades.
Para favorecer la distinción entre colores, el uso de contrastes cálidos en la casa como rojos, naranjas y amarillos, puede mejorar la asimilación de los mismos. Para mejorar la sequedad en los ojos, el uso de lágrimas artificiales y gotas oftalmológicas puede ser eficaz en la hidratación de los globos oculares.
Problemas en la audición
El oído es el órgano protagonista de dos funciones fundamentales, por un lado la de oír y por otro, la de mantener el equilibrio. Con el envejecimiento, estas funciones sufren variaciones que pueden derivar en una pérdida de audición y en vértigos o desequilibrios al caminar o sentarse.
La edad puede causar también la aparición de ruidos anormales o ruidos de fondo persistentes como pitidos. Esto puede ser consecuencia de una acumulación de cerumen en el interior del oído, y el cerumen a su vez puede provocar pérdida de audición.
Generalmente cuando comienza un problema, concretamente en este caso el de la audición, tratamos de restarle importancia. Sin embargo cuando uno empieza a darse cuenta de que realmente está sufriendo una pérdida de audición, es recomendable visitar a un profesional médico que realice un estudio de las posibles causas que provocan el problema. La utilización de un audífono suele ser un remedio muy efectivo aunque será el médico quien deberá confirmar el diagnóstico.
La pérdida de equilibrio o los vértigos, suelen ser unos de los principales problemas asociados a un fallo en nuestro sistema auditivo. Por un lado existen fármacos que tratan esta alteración, como los diuréticos, que eliminan el agua y reducen por tanto la cantidad que pueda residir en el oído interno, reduciendo la sensación de vértigo. Es aconsejable combinar el uso de estos fármacos con una dieta baja en sal, pues en más de un 70% de los casos se presentan resultados favorables.
Problemas en el gusto y el olfato
Ambos sentidos trabajan en equipo, pues la mayoría de los sabores que percibimos van asociados a ciertos olores. Con la edad, ambos sentidos se ven afectados por una pérdida en sus capacidades principales. Se pierden papilas gustativas y las terminaciones nerviosas y la producción de moco se ven disminuidas.
Esto puede afectar al paciente en el disfrute de los alimentos que ingiere y puede provocar una pérdida de apetito y pocas ganas de comer. Además, el olfato es un excelente detector de peligros y su debilidad puede suponer un riesgo extra.
Existen algunos consejos sencillos que pueden aplicarse en caso de perder el gusto de los alimentos que se ingieren. Por ejemplo, pueden utilizarse especias más fuertes y diferentes a las que se hayan utilizado con anterioridad para estimular las papilas gustativas y recuperar el disfrute de las comidas.
En lo que se refiere al olfato, aunque no existe un tratamiento que palie los efectos de la edad, es recomendable visitar un profesional médico que pueda hacer un estudio de posibles causas ajenas y establecer un diagnóstico. Es necesario además, aumentar las medidas de seguridad que detecten posibles fugas de gas o humo.
Problemas en el tacto
El tacto es el sentido encargado de detectar sensaciones a través de la temperatura, la presión, la textura, la posición del cuerpo o las vibraciones. En las personas mayores, el cambio más común se centra en la percepción. Esta se torna más sensible, ya que la piel es más fina y delgada.
No existe un tratamiento ante los cambios sensitivos en el tacto, pero sí pueden darse algunos consejos. Por ejemplo, puede reducirse la temperatura del agua a la hora de lavarse o ducharse y puede revisarse la temperatura antes de vestirse para no exponerse a demasiado frío o demasiado calor.
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