Barreras en el entorno
Barreras en el entorno que afectan a la inclusión social de las personas mayores con discapacidad y cómo solventarlas
La prolongación de la esperanza de vida en los países occidentales ha traído como consecuencia un aumento progresivo del envejecimiento de la población. En España, a pesar de los esfuerzos por minimizar al máximo posible los obstáculos a los que se enfrenta este sector demográfico, resulta inevitable que a partir de ciertas edades, un mayor número de personas en edad avanzada se vean inmersas en algún tipo de discapacidad.
Parece obvia la afirmación de que todas las personas tienen el derecho a formar parte y participar activamente en el entorno al que pertenecen, sin embargo, las personas con discapacidad en general y las longevas con alguna minusvalía en particular, se encuentran frecuentemente con barreras que le impiden en cierto grado, la inclusión en la sociedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define las barreras como ‘’factores en el entorno de una persona que, cuando están ausentes o presentes, limitan el funcionamiento y crean discapacidad’’. En la actualidad, estas son algunas de las barreras más comunes a las que se enfrentan las personas mayores:
Barreras de actitud
La sociedad, a pesar haber evolucionado muchísimo en cuestiones relacionadas con la empatía y la concienciación hacia los problemas del prójimo, tiene todavía algunas asignaturas pendientes.
Es complicado que alguien que no padece un problema físico o mental, sea consciente de todas las adversidades por la que esa persona ha de pasar a diario para realizar actividades cotidianas. En muchas ocasiones, hasta se tiende a estereotiparles, dando por hecho que no están sanos o que su calidad de vida no es buena.
Para eliminar estas barreras, es necesario tener una disposición activa y positiva hacia el sujeto que en ningún momento designe compasión o inferioridad. Debemos tener en cuenta que el envejecimiento y las consecuencias físicas o psíquicas del mismo, no son sinónimo de inutilidad y se deben de poner todos los esfuerzos por poner en valor la independencia, la integridad y las capacidades de la persona.
Barreras de comunicación
Los mayores con problemas de habla, audición, lectura, escritura o entendimiento son los que sufren la presencia de estas barreras que pueden darse en numerosas ocasiones al día tanto en los medios de comunicación cotidianos como en las relaciones de estos con su entorno. Letras ilegibles, sonidos inaudibles, falta de subtítulos, frases extremadamente largas y complejas…
Ante esto, y dependiendo de cada circunstancia, debemos adaptar nuestra comunicación lo máximo posible a sus capacidades. Por parte de los medios de comunicación, estos deben tener en cuenta otros formatos para los mismos contenidos, mientras que por parte de los familiares y del entorno del sujeto, estos deben comunicarse más despacio, con mayor atención y cuidado de la compresión de la persona con discapacidad.
Barreras físicas
Los obstáculos estructurales en el entorno, ya sean naturales o hechos por el hombre, como escalones, curvas, alturas, barreras etc., ponen en peligro la accesibilidad de las personas que sufren alguna discapacidad física.
En este sentido, es importante que el hogar o el centro donde resida el individuo tengan la garantía de estar cien por cien preparados y adaptados para que no exista ninguna dificultad en el movimiento y en el desplazamiento del mismo. Es importante también, la constante supervisión del entorno por parte de los profesionales o familiares a cargo de su cuidado para controlar que no surjan nuevos obstáculos.
La sociedad en general y los individuos en particular, debemos poner nuestro granito de arena y facilitar el día a día y la calidad de vida de las personas que se enfrentan a mayores dificultades. Desde Casaverde, nuestro compromiso con la accesibilidad y con nuestros residentes es máximo. Y es que gracias al gran equipo de profesionales que conforman nuestros centros, podemos garantizar el cuidado y la comodidad de nuestros residentes.