Tratamiento y prevención de la depresión en la tercera edad
Hoy hablamos sobre cómo afectan las depresiones en la tercera edad
La depresión es un trastorno del estado anímico en el cual aparecen sentimientos negativos como la tristeza, la soledad, ansiedad, baja autoestima que, como consecuencia, conducen a un aislamiento social y a la apatía.
La depresión en la tercera edad
La depresión es difícilmente reconocible en la tercera edad, pero de hecho, aproximadamente el 10% de personas mayores de 60 años presentan cuadros de depresión llegando incluso a la intervención psiquiátrica. No siempre se llega a niveles tan elevados si se detecta a tiempo, es por ello que la observación de nuestras emociones cuando llegamos a una edad es muy importante y más aún, contarlo a alguien de confianza cuando se presente algún síntoma.
La vida es un bello y bonito proceso por el cual se pasan muchas y diferentes etapas. Hay algunas que son más duras; otras más llevaderas; otras que las recordaremos por ser las más bonitas y enriquecedoras; las hay que se pasan volando… y cuando te das cuenta has llegado a la etapa en la que te toca un merecido descanso. En este momento se puede dedicar tiempo a uno mismo, a la pareja, la familia y amigos, a hacer ‘eso’ que siempre se había querido hacer y no había tiempo.
Cómo gestionar los cambios que devienen en la tercera edad
Es un momento de cambios tanto físicos como personales, incluso el entorno cambia; el ritmo de vida desciende y las prioridades son muy distintas. Es inevitable que estos cambios nos afecten, al contrario, es completamente normal. La clave está en aprender a gestionar y afrontar de la mejor manera posible esta etapa, porque además de los cambios en el entorno, llegan los cambios físicos: problemas en los huesos o la vista; levantarse de la cama resulta más difícil y puede que la audición no sea como hace veinte años. Todo esto, son cambios a los que en un principio uno no está acostumbrados y llegan a ser un shock.
Síntomas de depresión en la tercera edad
En primer lugar, hay que prestar especial atención a los síntomas que se presenten, porque en muchas ocasiones se puede llegar a confundir con un cuadro de demencia senil. Esto llevaría a un diagnóstico clínico erróneo y por lo tanto el tratamiento no estaría tratando el foco del problema. El inicio de una depresión en un anciano puede comenzar por una leve alteración en el estado de ánimo, aunque también puede aparecer de forma oculta en síntomas tales como: pérdida del apetito, alteraciones en la memoria, dolores, vértigos, insomnio, ansiedad e irascibilidad.
También se tiende a descuidar las tareas y las actividades básicas que se realizaban diariamente; se presenta una sensación de fatiga y cansancio a pesar de tener una escasa actividad; y esto conlleva a que se aíslen de su entorno más cercano ( a veces pensando en no ser una carga para sus seres queridos) Estos síntomas son los que comúnmente la persona mayor le describirá al médico dado que no se sienten del todo cómodos a compartir y/o hablar de sus sentimientos, por lo que describirá principalmente síntomas físicos.
Envejecer no tiene por que ser sinónimo de depresión
Envejecer es algo inevitable para el ser humano, pero la depresión no tiene por qué formar parte de ella. Diferentes investigaciones ratifican que reconocer, diagnosticar y proceder a la aplicación de un tratamiento temprano puede paliar y/o prevenir las consecuencias emocionales y físicas del estado de depresión.
Grupo Casaverde cuenta con profesionales dedicados a disciplinas neuropsicológicas, los cuales realizan evaluaciones periódicas de cada residente para poder reconocer posibles patologías e intervenir en caso de que se trate un trastorno emocional como la depresión.